Por: Juan Ramón Camacho Rodríguez
Inconcebible nos resulta el desarrollo de negocios en una comunidad económicamente fuerte sin la asistencia de los servicios de hospedaje para los agentes que, por la naturaleza de sus actividades, inciden en la dinámica de dicho centro poblacional.
La estación de tren del rancho San Antonio de Arenales, inaugurada el último día de 1899, se convirtió en el corazón del poblado que dio origen a Ciudad Cuauhtémoc, Chihuahua. Comenzaba, de esta forma, el desarrollo de una comunidad cuyo ímpetu se aferraría principalmente a la actividad comercial para lograr la prosperidad que ha logrado en su joven vida.
No es difícil imaginar el impacto que causó la llegada del tren a esta zona. En las inmediaciones de la estación florecían los negocios del ramo comercial, especialmente los relacionados con los abarrotes y la compra-venta de semillas y ganado. La economía local comenzaba a consolidarse gracias al tren. Así, este medio de comunicación se convirtió en propulsor determinante del desarrollo urbanístico que en la actualidad ampara a más de ciento veinte mil almas.
Durante el primer cuarto del siglo veinte, se fue conformando la mancha urbana alrededor de la estación, la cual se convirtió en lugar de destino para muchas personas que llegaban por tren a esta zona, un sitio donde el sector de los servicios veía terreno fértil.
Aunque no funcionaba un hotel, algunos de los primeros vecinos asentados en la recién nacida comunidad brindaban hospedaje a uno que otro viajero, y no fueron pocos los personajes que pernoctaron en las reducidas instalaciones de la propia estación, donde el jefe de la misma percibió la gran oportunidad de negocio.
En el año 1927, el cual es significativo para la historia de la localidad, el señor Benito Núñez Calderón, quien era el jefe de la estación, decide poner en operación el primer hotel justo enfrente de la estación: el “Hotel Núñez”, que se encuentra aún en el mismo domicilio. Sin duda que se trató de un acierto, tanto que no tardaron otros en hacer la competencia.
A decir de algunos vecinos del pueblo, después del hotel del señor Núñez, comenzaron a prestar sus servicios otros más, sobre la misma Avenida Juárez. Uno de esos hoteles fue el “Jansen”, el cual, según aquellos que lo conocieron, pertenecía a una familia de menonitas, los cuales, desde su arribo a estas tierras en 1922, vieron la necesidad que había del servicio de hospedaje en un establecimiento adecuado. Es muy probable que este hotel sea el mismo que, a partir de 1928, se llamó “Hotel Cuauhtémoc”, ubicado en la esquina de la Avenida Juárez y la calle tercera.
Luego, al poco tiempo, por la misma avenida pero en su encuentro con la calle séptima, surgió el “Hotel San Antonio”, honrando el nombre de la localidad, la cual crecía a un ritmo tan implacable como acelerado, extendiéndose ya hacia el sur de las vías, en donde a las orillas se construía la plaza principal.
Ocurrió después que en la Avenida Reforma, entre las calles tercera y quinta, se estableció el “Hotel Águila”. Cuauhtémoc ostentaba un vigoroso desarrollo, políticamente la municipalización lo constataba, y económicamente la producción agrícola lo apoyaba.
Las décadas de los veinte y los treinta fueron marco de momentos decisivos para la consolidación económica, política y social de Cuauhtémoc, en la cual, el sector de los servicios tuvo mucho que ver. Los primeros hoteles fueron, seguramente, empresas que apuntalaron la firmeza con la cual nuestro pueblo cimentó su ascenso.
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