Por: Juan Ramón Camacho Rodríguez
Dos guerrerenses ocupan lugar especial en la historia del estado y del país: Abraham González y Pascual Orozco. Dos personajes de la región noroeste de Chihuahua que han dejado huella profunda en el devenir nacional.
Pascual Orozco no era político; era, más bien, rebelde, guerrillero, hombre de armas. No, definitivamente, Orozco no era como Abraham González, el ideólogo antirreeleccionista de Chihuahua. Éste supo del poder político, lo percibió, se acercó a él. Orozco no quiso ser gobernador, no tenía el menor interés, y otras cosas lo ocupaban y preocupaban.
Don Abraham figuró como hombre fuerte en la campaña electoral de Francisco I. Madero, y cuando éste llegó a la Presidencia de la República, el chihuahuense fue nombrado secretario de Gobernación, por lo cual dejó la gobernatura de su estado. En febrero de 1912, el gobernador interino de Chihuahua, Aureliano S. González, renunció al cargo debido a las luchas internas que brotaban por el incumplimiento del Plan de San Luis.
El Congreso Local chihuahuense nombró entonces como gobernador a Pascual Orozco, pero éste no aceptó el nombramiento. Y Abraham Gonzáles tuvo que regresar a donde los electores lo llevaron, llegando a Chihuahua capital el 12 de febrero.
Los grupos de rebeldes armados habían brotado en municipios serranos como Batopilas y Chínipas. En un manifiesto oficial el gobernador González pidió tiempo para que el gobierno cumpliera las promesas de la revolución; defendió a Pascual Orozco, a quien se le había confiado el mando de la Primera Zona Rural y recibía acusaciones por las rebeliones en la entidad. La rebeldía eran contra Madero.
Abraham González rindió protesta como gobernador de Chihuahua el 4 de octubre de 1911, y su período contemplaba hasta octubre de 1915. Desde el 31 de octubre de 1911 los insatisfechos con el nuevo gobierno federal lanzaron el Plan de Tacubaya, que desconocía a Madero y proclamaba a Emilio Vázquez Gómez como presidente provisional.
En Chihuahua, los grupos vazquistas también hicieron su aparición, generando problemas al gobierno local. En Casas Grandes, José Salazar y Emilio Campa denunciaban la traición a la revolución por parte de Madero y nombraban a Orozco como su líder.
El liderazgo de Abraham González entre algunos campesinos, le permitió organizar la defensa de un proyecto de orden y apaciguamiento en la entidad. El gobernador también organizó cuadrillas de militares leales para recorrer el territorio estatal. Pero esto no fue suficiente. Fue 1912 el año en que Abraham Gonzáles gobernó un estado anárquico, un estado donde la intranquilidad y la violencia campeaban.
El 3 de marzo de 1913, Pascual Orozco levantó en armas a muchos chihuahuenses. Abraham González se había escondido. Un día después Orozco toma el control militar en el estado. Todo por reivindicar el Plan de San Luis. Chihuahua se volvería vazquizta y orozquista al desconocer el congreso local al gobierno de Madero.
Después de la Decena Trágica (del 9 al 19 de febrero de 1913), Victoriano Huerta asume el poder federal. Madero y Pino Suárez mueren asesinados el 22 de febrero. El 27 del mismo mes los rebeldes (entre ellos, Pascual Orozco, Benjamín Argumendo y Emilio Campa) firman los acuerdos de pacificación.
Abraham González, el político e ideólogo de la revolución en Chihuahua, el gobernador que no logró la paz de su estado, fue hecho prisionero desde el 22 de febrero y el día 26 lanza un manifiesto donde lamentaba la situación por la que atravesaba el estado. Muere en el Cañón de Bachimba (7 de marzo de 1913).
Bibliografía:
Chihuahua, una historia compartida. 1824-1921. Graziella Altamirano y Guadalupe Villa. Gobierno del Estado de Chihuahua. Instituto de Investigaciones Dr. José María Luis Mora. Universidad Autónoma de Ciudad Juárez.
http://www.bicentenario.gob.mx/Html/Historia/Biografias/GonzalezAbraham.html
http://es.wikipedia.org/wiki/Abraham_Gonz%C3%A1lez_Casavantes
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