San Antonio de Arenales

Profr. Marcelino Martínez Sánchez.

Por 1830 , Don Juan José Bustamante decidió construir dentro de los terrenos del Rancho Bustillos, otro rancho, al que llamó San Antonio, con el propósito de generar una ganadería como lo había intentado cien años antes Don Mateo Domínguez de Mendoza, ubicándolo en las proximidades del que luego fue llamado “Cerro de Ruelas” , importante eminencia que permite otear la inmensa llanura y que por ese tiempo estaba cubierta de una espesa alfombra de altos pastizales que por milenios habían sido aprovechados por manadas de búfalos, que poco a poco fueron exterminados por indígenas, rancheros y otros colonos a partir del establecimiento de las misiones religiosas de San Bernabé, San Ignacio, La Purísima Concepción o de San Andrés y los reales de minas de San Juan de La Cieneguilla y Santa Rosa de Cusihuiriáchic.
La geografía del entorno a San Antonio, no podía ser más bondadosa y prometedora, con un llano de muchos kilómetros a lo largo y otros tantos a lo ancho, con serranías boscosas y una gran variedad de animales como : osos, lobos, venados, guajolotes y pumas. Había también jagüeyes, de los que hoy sólo se sabe por pláticas de los más viejos.
Para distinguir a nuestro referido San Antonio, se señalaba como el que estaba cerca de Chócachic, la ranchería rarámuri, en las proximidades del peligroso cañón de Malpaso, del camino real a La Purísima Concepción del Papigòchic, porque también había el San Antonio de Cusihuiriáchic y el San Antonio de Coyàchic . Ya a finales del S. XIX ( 1869 ), se precisó diferenciarlos; así el de Cusihuiriáchic, pasó a ser San Antonio de los Nogales, que era Posta del camino real, el de Coyáchic, pasó a ser San Antonio de Loya y el de Rancho Bustillos, San Antonio de Arenales, que logró desarrollar una formidable ganadería en vacunos y caballos, que para vigilarlos a más distancia obligaba hacerlo desde “El Mirador” , del cordón que empezaba donde se había establecido una familia que construyó su vivienda entre enormes peñascales y que se conoció como “ El Duraznito ”, ese cordón que termina en la “ Cueva de los Portales ” y “Las Cuevas Locas ”, que pertenecían a la Hacienda de Santa Lucía.
San Antonio de Arenales luego formó parte del muy extenso y rico latifundio de La Hacienda de Bustillos, convirtiéndose en centro neurálgico al decidirse establecer una estación. Con el trazo del ferrocarril del noroeste, la Casa Zuloaga multiplicaba así su poderío económico y por consiguiente su influencia política.
En 1927, San Antonio de Arenales solicita la municipalización, ser cabecera y cambiar su nombre por el de Cuauhtémoc.


Bibliografía: “Norte Precario ” García Aboites.
“ Los Menonitas ” W. Shniedehaus.
“ El Ferrocarril ” F. Almada.

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