Los pioneros




Por: Victoriano Díaz Gutiérrez


La actual avenida Juárez fue la primera arteria de esta población. A lo largo de ella se establecieron los primeros comercios. Y así, empezando de la esquina con la Agustín Melgar, en la misma cuadra donde existía la casa de la de hacienda, tenía su negocio con el nombre de “La Voz del Pueblo” el señor Andrés Wong Chong, quien había entrado al país por el puerto de Manzanillo, el 15 de marzo de 1910.

Con solo cruzar la calle se encontraba otra tienda conocida como “la tienda de los chinos pelones”, cuyo propietario era la firma J.Lee Wong. Este negocio fue famoso por dar “pilones” en las compras, con lo cual se atraía mucha clientela, sobre todo niños. Enseguida se encontraba la Casa Wibsrun, que se dedicaba a la compra-venta de semilla, así como al comercio de abarrotes al mayoreo.

El Centro Mercantil era otro establecimiento que se encontraba en el mismo sector, producto de la sociedad entre Antonio Pérez B. y los japoneses Martín Otzuka y Amado Yamada. También había una segunda de fierros, propiedad de Nicasio Castillo. Más adelante podíamos encontrar un local ocupado con un negocio de cantina y un billar que hasta 1932 existía con el nombre de “La Ultamarina”.

La panadería “La Tapatía” se encontraba enseguida del billar y era propiedad de Jesús García. Haciendo esquina con la calle tercera, una tienda que ostentaba el nombre de “El Puerto de Veracruz”, cuyo propietario fue un español de nombre Ramón Rodríguez, mejor conocido como “Ramón el Gachupín”

Si pasábamos la calle tercera, en la esquina podíamos encontrar el hotel que después de 1927 se llamó Hotel Cuauhtémoc. Enseguida aparecía una casa comercial dedicada a la compra-venta de semilla hasta la representación de varias casas comerciales nacionales y extranjeras; aquí se distribuían productos de la compañía cervecera Moctezuma, así como los ptoductos de la compañía petrolera alemana Sinclair; también operaba una corresponsalía del Banco Mercantil de Chihuahua. El gerente de “La Mercantil” fue el señor Juan Enríquez.

Al seguir por la avenida Juárez, cruzando la calle quinta, llegábamos al restaurante más famoso de la época: “el restaurante de los Meneses”, como fue conocido. Luego estaba el Hotel Núñez, propiedad de Benito Núñez Calderón, jefe de la estación del ferrocarril, gran impulsor del deporte local y amante apasionado del béisbol.

Cruzando la calle séptima se encontraba el Hotel San Antonio y, enseguida, “La Huasteca”, negocio dedicado a la venta de gasolina y lubricantes. Hacia el plan del arroyo se encontraban las instalaciones de una empresa comercia conocida como La Pearson, dedicada tamién al ramo de los energéticos derivados del petróleo.

Atravesando las vías del ferrocarril existía “El Águila”, filial de la compañía inglesa del mismo nombre. Dicha negociación local existe hasta el momento con el nombre de Combustibles y Grasas Meléndez, apellido de quien fuera el gerente de la misma desde su fundación: Baltazar Meléndez. Después de la nacionalización de las compañías petroleras en 1938, quedó en Cuauhtémoc como distribuidor el señor Gudelio Gutiérrez, del sindicato de Petroleros Mexicanos, gerente de La Huasteca y dueño de una fábrica de velas y veladoras de nombre La Fe.


PUERTA A LA SIERRA. RECUENTO HISTÓRICO DE CUAUHTÉMOC. Díaz Gutiérrez, Victoriano. Editorial Asterisco. Cuauhtémoc. 1999.

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