Nuestra capital, a trescientos años

Por: Juan Ramón Camacho Rodríguez.
A mediado de 1562 el capitán Francisco de Ibarra emprende la expedición a las tierras de lo que hoy son los estados de Chihuahua, Durango y Coahuila. Ya antes había ingresado a tierras del oeste chihuahuense, cuando anduvo por lo que hoy son los estados de Sinaloa y Sonora.
De Ibarra había sido encomendado por el virrey Luis de Velasco para que iniciara con el proceso de colonización en el norte de la Nueva España. Y gracias a dicha empresa se fundaron las primeras poblaciones de españoles en estos lugares, apareciendo en primer lugar la de Santa Bárbara, en 1567.
A la extensa región septentrional que le tocó recorrer, De Ibarra la llama Nueva Vizcaya. Será una provincia más de la Nueva España y representará para la Corona una fuente importante de riqueza. El destino de lo que después sería Chihuahua estaba señalado. Los consejeros de De Ibarra eran expertos conocedores en materia de minería y ganadería, así que el territorio chihuahuense fue reconocido de inmediato como una zona promisoria.
No siendo una misión fácil para los españoles la de poblar estas tierras, paulatinamente el dominio colonial fue expandiéndose sobre las mismas, a las cuales renunciaron –no sin lucha, por supuesto- las tribus indígenas que las habitaban. La colonización de tierra chihuahuense estuvo matizada con sangre y sufrimiento.
Los esfuerzos colonizadores transcurrieron en medio de gran disputa entre extranjeros y nativos. Los españoles tuvieron que hacerle frente a una feroz resistencia que pretendía proteger posesiones y dignidades. Las expediciones de militares y misioneros religiosos se convirtieron en empresas donde la violencia dejó su huella.
En 1652 el capitán Diego del Castillo fundó San Eulalia. Este mineral, debido a su importancia económica, será determinante en la fundación de Chihuahua, capital del estado. En 1708 Juan Fernández de Retana propuso que se creara una cabecera de los reales de minas en la junta de los ríos Sacramento y Chuvíscar, a unos cuantos kilómetros de Santa Eulalia.
La muerte de Fernández de Retana impidió la realización del proyecto aquel mismo año, pero en 1709 Antonio Deza y Ulloa, gobernador de la Nueva Vizcaya, convocó a gente de diversos oficios y profesiones a reuniones en Santa Eulalia con el fin de decidir el establecimiento de la cabecera de los reales de minas.
Los concurrentes a dichas reuniones decidieron, el 12 de octubre de 2009, la creación del Real de Minas de San Francisco de Cuéllar, al lado del río Chuvíscar. Allí surgió, entonces, un poblado que a lo largo de tres siglos ha sido, sobre todo, una manifestación de esfuerzo y éxito.
El Real de San Francisco de Cuéllar es elevado a categoría de villa en 1718, cambiando su nombre al de San Felipe el Real de Chihuahua. Es la capital del estado de Chihuahua, la ciudad de Chihuahua, llamada así desde 1824, cuando nace la federación y la provincia de Chihuahua es erigida en estado de la misma.

Estamos celebrando, a lo largo y ancho de este enorme y bonito estado, el aniversario número trescientos de nuestra capital, en cuya fundación intervinieron, por cierto, ilustres personajes de esta región cuauhtemense, específicamente de Cusihuiriachi.
Bibliografía:
Chihuahua. Monografía Estatal. SEP. Segunda reimpresión. 1997.
Almanaque del Estado de Chihuahua. Gobierno del Estado de Chihuahua. 2007.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.