HISTORIA DE CUAUHTÉMOC
SOCIEDAD DE ESTUDIOS HISTÓRICOS DE CUAUHTÉMOC “VICTORIANO DÍAZ” A.C.
Marcelino Martínez Sánchez; nuevo Cronista de Cuauhtémoc.
Por: Juan Ramón Camacho Rodríguez
Presidente de la Sociedad de Estudios Históricos de Cuauhtémoc
“Victoriano Díaz”, A.C.
Marcelino Martínez Sánchez es un profesor con trayectoria reconocida en Cuauhtémoc . Sus compañeros del magisterio, sus ex alumnos y los padres de familia, así como todos los que han tenido la suerte de relacionarse de alguna manera con él, encuentran en la figura de este ilustre maestro de historia a un hombre con profundo compromiso con la sociedad a la que ha servido con vocación.
Nace en La Esmeralda, Coahuila, el 26 de abril de 1943. Allí estudia en la Escuela Primaria Federal “Miguel Hidalgo”. Su educación secundaria y profesional toma lugar en la Escuela Normal Rural “Abraham González”, en Salaices, Chihuahua.
Animado por una profunda inquietud histórica, cursa la Especialidad en Historia en la Escuela Normal Superior “José E. Medrano”, en Chihuahua, Chihuahua.
Ejerce su profesión magisterial en Tomóchi, Guerrero (1963); Cajurichi, Ocampo (1965-1967) ; Fabela, Cuauhtémoc (1967-1968), y Ciudad Cuauhtémoc (1968), donde destaca su labor en la Educación Media Básica.
Marcelino Martínez Sánchez se distingue en las aulas y fuera de ellas por su disciplina y su perfil cívico e histórico, nutrido por un amplio conocimiento de las culturas global, regional y local.
Al iniciar la década de los noventa, Martínez Sánchez se involucra en proyectos de investigación microhistórica con un grupo de entusiastas habitantes de esta ciudad, entre ellos: Victoriano Díaz, Adolfo Pérez, Felipe Valero, Miguel Ordóñez, Gil Hernández.
Aquel grupo, que en un primer momento se identificó como Delegación del Centro de Investigaciones Históricas de Chihuahua, dio origen a la Sociedad de Estudios Históricos de Cuauhtémoc “Victoriano Díaz” A.C., de la cual Marcelino Martínez es miembro fundador y primer presidente.
De sus participaciones en la divulgación histórica, destacamos:
• Publicación de artículos para la sección “Raíces”, en El Heraldo, Noroeste.
• Participación en el programa radiofónico “Raíces”, en La Reina 900.
• Publicación de artículos en el periódico “Tercera Edad”.
• Coautor del libro “Crónicas Cuauhtémenses”.
• Ponente en el Congreso Nacional de Historia de la Revolución, en Delicias, Chihuahua, en 2005. (Con el tema “La Revolución en el noroeste del estado”)
• Ponente en el primer festival de turismo internacional, en Cuauhtémoc, en el 2005 (con el tema “El General Francisco Villa en Cuauhtémoc”).
• Ponente en el Primer Foro de Ecologia, Cuauhtémoc, 2005. (Tema: El Mestizo”)
• Participante en el Festival de las Tres Culturas.
• Presentación de libros: “Barrio Viejo de mis recuerdos” (de José Luis Domínguez), “El Estado de Chihuahua en el Parto de la Nación” (del Doctor Víctor Orozco Orozco), “Juárez, Reformador Republicano Antiimperialista” (del profesor José Luis Aguayo Álvarez).
• Miembro del Consejo Regional de Tres Siglos, Tres Fiestas, en Cuauhtémoc.
• Asesor en los eventos de “La Boda de Villa” y “La Ruta de la Plata”.
• Participante en los Cafés Revolucionarios organizados por el PIRE en la Laguna de Bustilllos y en Congregación Hidalgo, Coahuila.
• Miembro de la Delegación del Centro de Investigación Histórica de Chihuahua.
• Presenta conferencias en centros educativos de todos los niveles y en organizaciones sociales diversas.
El día de hoy, 20 de enero de 2010, se suma al amplio curriruculum del Profesor Marcelino el nombramiento como cronista de Cuauhtémoc, lo que nos motiva a celebrar junto con él este importante compromiso ante la sociedad cuauhtemense. Estamos seguros de que su trabajo estará a la altura de las exigencias del cargo honorario con el cual se le da un merecido reconocimiento.
Cuauhtémoc, Chihuahua. 20 de enero de 2010
La batalla de Malpaso
Por: Marcelino Martínez Sánchez.
La historia de la Revolución Mexicana registra la batalla de Malpaso como uno de los primeros y más importantes hechos de armas en los, inicios de la lucha armada de 1910.
Malpaso es un estrecho cañón de la serranía de Napavéchic, con una orientación oeste- este, que cubre una longitud aproximada de 4 km. a partir del puerto de Pedernales en el municipio de Guerrero y hasta Casa Colorada en el municipio de Cuauhtémoc.El citado puerto de Pedernales permite la observación física del parteaguas de la vertiente del Pacífico y la vertiente del interior, las aguas del Cañón de Malpaso escurren a la Laguna de Bustillos.
Es probable que el nombre del lugar se haya acuñada desde la Época Colonial por los guías de las conductas que transportaban los ricos cargamentos de metales procedentes de aquellos rumbos de la sierra o de quienes viajando hacia las misiones del Papigóchic o Sonora, seguían el camino real de La Purísima Concepción ( Guerrero ), sufriendo en ese lugar algún asalto u hostigamiento.
Durante la rebelión de Tomóchic en 1891, el gobierno porfirista envió una fuerza militar, para someter a los rebeldes serranos, al mando del capitán Francisco Castro, mismo que en la bitácora de campaña registra “ después de salir de Carretas, pasamos por el Puerto del Cerro del Pájaro, avanzamos por el llano de San Antonio, cruzamos el Cañón de Malpaso para llegar a Guerrero ”.
Desde 1900, diez años antes de la revolución, por Malpaso pasaba el ferrocarril del noroeste que había convertido a Miñaca en importante centro comercial y receptor del oro y la plata que iban con rumbo al Banco Minero de Chihuahua.
Como puede apreciarse, el lugar constituía un punto estratégico para encuentros bélicos, sumándose el aprovechamiento que del ferrocarril hicieron en su momento las tropas federales y revolucionarias.
Los hechos de Malpaso en diciembre de 1910, significaron mucho en la moral de los grupos revolucionarios, particularmente para los del Distrito Guerrero, porque posesionados del Cañón, la gente de José de la Luz Blanco, José Rascón Tena, Gabino Cano, Luis A. García, Heliodoro Olea, Marcelo Caraveo y con el apoyo oportuno de Pascual Orozco, el ejército federal fue derrotado apenas uno días después de la masacre de Cerro Prieto, el 11 de ese mes. Juan J. Navarro acuartelado en Pedernales decidió expulsar a los revolucionarios del lugar y salió el 16 a combatirlos, siendo derrotado en el puerto del mismo nombre. El militar solicitó refuerzos que le fueron enviados bajo el mando del coronel Martín Luis Guzmán, presentándose en dos trenes que a partir de San Antonio lo hacían lentamente, por la tarde del 18 trabaron feroz combate en lo más estrecho del Cañón, cayendo gravemente herido del coronel Guzmán, que días después moriría en Chihuahua capital. Derrotadas las tropas federales, huyeron rumbo a Bustillos, escapando gracias a la desobediencia de Blanco ante la orden superior de volar la vías.
La batalla de Malpaso alertó aún más al gobierno porfirista, que hizo llevar tropas desde el centro del país para reforzar Guerrero, que era dominado por los revolucionarios, el 26 de diciembre el ejército federal evita el enfrentamiento y rodean Malpaso, pero dos días después los rebeldes son expulsados del Cañón.
Referencias Bibliográficas:
“ Peleando en Tomóchic”. José Carlos Chávez.
“ Hechos Reales de la Revolución Mexicana” Alberto Calzadías Barrera.
“ Crónica de la Revolución ” Marcelo Caraveo.
“ Apuntes Históricos de la Revolución ” Heliodoro Olea Arias.
La historia de la Revolución Mexicana registra la batalla de Malpaso como uno de los primeros y más importantes hechos de armas en los, inicios de la lucha armada de 1910.
Malpaso es un estrecho cañón de la serranía de Napavéchic, con una orientación oeste- este, que cubre una longitud aproximada de 4 km. a partir del puerto de Pedernales en el municipio de Guerrero y hasta Casa Colorada en el municipio de Cuauhtémoc.El citado puerto de Pedernales permite la observación física del parteaguas de la vertiente del Pacífico y la vertiente del interior, las aguas del Cañón de Malpaso escurren a la Laguna de Bustillos.
Es probable que el nombre del lugar se haya acuñada desde la Época Colonial por los guías de las conductas que transportaban los ricos cargamentos de metales procedentes de aquellos rumbos de la sierra o de quienes viajando hacia las misiones del Papigóchic o Sonora, seguían el camino real de La Purísima Concepción ( Guerrero ), sufriendo en ese lugar algún asalto u hostigamiento.
Durante la rebelión de Tomóchic en 1891, el gobierno porfirista envió una fuerza militar, para someter a los rebeldes serranos, al mando del capitán Francisco Castro, mismo que en la bitácora de campaña registra “ después de salir de Carretas, pasamos por el Puerto del Cerro del Pájaro, avanzamos por el llano de San Antonio, cruzamos el Cañón de Malpaso para llegar a Guerrero ”.
Desde 1900, diez años antes de la revolución, por Malpaso pasaba el ferrocarril del noroeste que había convertido a Miñaca en importante centro comercial y receptor del oro y la plata que iban con rumbo al Banco Minero de Chihuahua.
Como puede apreciarse, el lugar constituía un punto estratégico para encuentros bélicos, sumándose el aprovechamiento que del ferrocarril hicieron en su momento las tropas federales y revolucionarias.
Los hechos de Malpaso en diciembre de 1910, significaron mucho en la moral de los grupos revolucionarios, particularmente para los del Distrito Guerrero, porque posesionados del Cañón, la gente de José de la Luz Blanco, José Rascón Tena, Gabino Cano, Luis A. García, Heliodoro Olea, Marcelo Caraveo y con el apoyo oportuno de Pascual Orozco, el ejército federal fue derrotado apenas uno días después de la masacre de Cerro Prieto, el 11 de ese mes. Juan J. Navarro acuartelado en Pedernales decidió expulsar a los revolucionarios del lugar y salió el 16 a combatirlos, siendo derrotado en el puerto del mismo nombre. El militar solicitó refuerzos que le fueron enviados bajo el mando del coronel Martín Luis Guzmán, presentándose en dos trenes que a partir de San Antonio lo hacían lentamente, por la tarde del 18 trabaron feroz combate en lo más estrecho del Cañón, cayendo gravemente herido del coronel Guzmán, que días después moriría en Chihuahua capital. Derrotadas las tropas federales, huyeron rumbo a Bustillos, escapando gracias a la desobediencia de Blanco ante la orden superior de volar la vías.
La batalla de Malpaso alertó aún más al gobierno porfirista, que hizo llevar tropas desde el centro del país para reforzar Guerrero, que era dominado por los revolucionarios, el 26 de diciembre el ejército federal evita el enfrentamiento y rodean Malpaso, pero dos días después los rebeldes son expulsados del Cañón.
Referencias Bibliográficas:
“ Peleando en Tomóchic”. José Carlos Chávez.
“ Hechos Reales de la Revolución Mexicana” Alberto Calzadías Barrera.
“ Crónica de la Revolución ” Marcelo Caraveo.
“ Apuntes Históricos de la Revolución ” Heliodoro Olea Arias.
La batalla de Cerro Prieto
Por: Marcelino Martínez Sánchez
La dictadura porfirista caracterizada por la crueldad con que respondió a las inconformidades del pueblo, tuvo muchos aduladores que reconocieron a Porfirio Dìaz como “ el héroe de la paz”, en tanto que el pobre y analfabeta sabía por experiencia propia que la única paz que ofrecía el dictador, era la paz de los sepulcros.
El lema de “ mátalos en caliente ” lo acuñó tras la feroz represión aplicada a los rebeldes de Tomóchic y el enfermo castigo que dio a los huelguistas de Orizaba, Acayucan, Río Blanco y Cananea.
Injusticia y oprobio acumulados en minas, industrias, en tiendas de raya y el ejercicio caciquil de gobernantes que en la ciudad y el campo provocaron el alzamiento nacional convocado para el 20 de noviembre de 1910, siendo el pueblo de Chihuahua que en inmensa mayoría acudió no sólo oportuno sino con anticipación como sucedió en Cuchillo Parado, Chavarría y San Isidro.
Sabido es que el campo chihuahuense, principalmente la región noroeste fue la que más sangre aportó a la lucha revolucionaria, Chihuahua perdió lo mejor de su juventud , como pago por quitar el gobierno de abusos para las inmensas mayorías de miserables y desmedidas concesiones para la aristocrática, casta de favorecidos por el régimen.
Para el gobierno federal, lo que sucedía en Chihuahua en esos días de noviembre no eran para alarmar a nadie, concluían que se trataba de acciones desordenadas causadas por partidas de bandidos y facinerosos que las tropas pronto meterían al orden con ejemplar castigo. Memoria fatal, olvidaron la lección tomochiteca, porque en la región de Guerrero, grupos de alzados amenazaban seriamente con tomar aquella plaza. Para detener el foco de insurrección serrano, la zona militar envió con su comandante Juan J. Navarro un cuerpo de las tres armas, suficiente para eliminar a los sediciosos, efectuándose el encuentro en Cerro Prieto el 11 de diciembre de 1910, el citado lugar tenía significancia política por tratarse de una cabecera municipal y el carácter de la batalla tuvo tintes de sadismo, porque los rancheros metidos a revolucionarios fueron masacrados por el ejército porfirista, muriendo mucha gente de San Isidro; como Tadeo Vàzquez, muchos de Bachíniva y el jefe de los que provenían de Guazapares; Francisco Salido, alcanzado por el estallido de una granada. Al tomar la plaza los federales fusilaron a muchos civiles acusados de simpatizar con los rebeldes, el comportamiento sanguinario del ejército sólo sirvió para hacer crecer el coraje y la decisión porque reagrupados días después , el 18 de aquel diciembre,. los revolucionarios propinaron en Malpaso, tan contundente derrota, que el gobierno comprendió que la revolución en el norte iba muy en serio, procediendo a concentrar las tropas y fortificar las principales ciudades, prevención que de nada sirvió porque en mayo de 1911 los grupos de Pascual Orozco, Francisco Villa, Albino Frías, Cástulo Herrera, J. de la Luz Blanco, Heliodoro Olea y otros se habían convertido en la incontenible fuerza , y con la toma de Ciudad Juárez, el pueblo en armas tiraba a la dictadura.
El triunfo revolucionario en esa etapa apenas sí pudo atenuar un poco la dolorosa herida de Cerro Prieto, pero, nunca se olvidó que Madero no permitió que los dolientes del viejo Valle de la Soledad pasaran por las armas al cruel y ya prisionero Juan J. Navarro.
La dictadura porfirista caracterizada por la crueldad con que respondió a las inconformidades del pueblo, tuvo muchos aduladores que reconocieron a Porfirio Dìaz como “ el héroe de la paz”, en tanto que el pobre y analfabeta sabía por experiencia propia que la única paz que ofrecía el dictador, era la paz de los sepulcros.
El lema de “ mátalos en caliente ” lo acuñó tras la feroz represión aplicada a los rebeldes de Tomóchic y el enfermo castigo que dio a los huelguistas de Orizaba, Acayucan, Río Blanco y Cananea.
Injusticia y oprobio acumulados en minas, industrias, en tiendas de raya y el ejercicio caciquil de gobernantes que en la ciudad y el campo provocaron el alzamiento nacional convocado para el 20 de noviembre de 1910, siendo el pueblo de Chihuahua que en inmensa mayoría acudió no sólo oportuno sino con anticipación como sucedió en Cuchillo Parado, Chavarría y San Isidro.
Sabido es que el campo chihuahuense, principalmente la región noroeste fue la que más sangre aportó a la lucha revolucionaria, Chihuahua perdió lo mejor de su juventud , como pago por quitar el gobierno de abusos para las inmensas mayorías de miserables y desmedidas concesiones para la aristocrática, casta de favorecidos por el régimen.
Para el gobierno federal, lo que sucedía en Chihuahua en esos días de noviembre no eran para alarmar a nadie, concluían que se trataba de acciones desordenadas causadas por partidas de bandidos y facinerosos que las tropas pronto meterían al orden con ejemplar castigo. Memoria fatal, olvidaron la lección tomochiteca, porque en la región de Guerrero, grupos de alzados amenazaban seriamente con tomar aquella plaza. Para detener el foco de insurrección serrano, la zona militar envió con su comandante Juan J. Navarro un cuerpo de las tres armas, suficiente para eliminar a los sediciosos, efectuándose el encuentro en Cerro Prieto el 11 de diciembre de 1910, el citado lugar tenía significancia política por tratarse de una cabecera municipal y el carácter de la batalla tuvo tintes de sadismo, porque los rancheros metidos a revolucionarios fueron masacrados por el ejército porfirista, muriendo mucha gente de San Isidro; como Tadeo Vàzquez, muchos de Bachíniva y el jefe de los que provenían de Guazapares; Francisco Salido, alcanzado por el estallido de una granada. Al tomar la plaza los federales fusilaron a muchos civiles acusados de simpatizar con los rebeldes, el comportamiento sanguinario del ejército sólo sirvió para hacer crecer el coraje y la decisión porque reagrupados días después , el 18 de aquel diciembre,. los revolucionarios propinaron en Malpaso, tan contundente derrota, que el gobierno comprendió que la revolución en el norte iba muy en serio, procediendo a concentrar las tropas y fortificar las principales ciudades, prevención que de nada sirvió porque en mayo de 1911 los grupos de Pascual Orozco, Francisco Villa, Albino Frías, Cástulo Herrera, J. de la Luz Blanco, Heliodoro Olea y otros se habían convertido en la incontenible fuerza , y con la toma de Ciudad Juárez, el pueblo en armas tiraba a la dictadura.
El triunfo revolucionario en esa etapa apenas sí pudo atenuar un poco la dolorosa herida de Cerro Prieto, pero, nunca se olvidó que Madero no permitió que los dolientes del viejo Valle de la Soledad pasaran por las armas al cruel y ya prisionero Juan J. Navarro.
Hombres de la Revolución
Profr. Marcelino Martínez Sánchez.
La ocasión nos permite pasar revista a algunos de la muy larga lista de hombres que de la región del noroeste no sólo no lo dudaron, sino todo lo contrario, sabían de qué se trataba y tomaron las armas para “arrojar del poder a la dictadura ” como lo proponía Madero en el “Plan de San Luis ”. Para rabieta de los dueños de la palabra, los mexicanos que se lanzaron a la lucha en 1910 tenían sobradas razones y no era la primera vez que lo hacían, algunos eran herederos de la lucha de Tomóchic en 1891-1892 al lado de Cruz Chávez, Santana Pérez y Pedro Chaparro; en Bachíniva Heliodoro Olea Arias había sido castigado con severidad por mostrar una inquebrantable oposición al gobierno de la dictadura, y buena parte de 1906- 1907 estuvo refundido en la tinajas de San Juan de Ulúa ; y en Temósachic, Namiquipa, Casas Grandes y Janos como magonistas habían sostenido rebeliones contra el porfiriato. Quienes participaban en los clubes del Partido Liberal que dirigían los hermanos Flores Magón y aquéllos que en los últimos meses de ese 1910 formaran grupos antirreleccionistas sólo hablaban del latifundismo, caciquismo, dictadura, cientificismo, extranjerismo y antidemocracia.
Si algo importante hay qué reconocer como factor motivante en Chihuahua para el triunfo popular en la primera etapa 1910-1911, es la formidable actividad que los magonistas habían desplegado en los estados de la frontera norte, principalmente en Sonora, Chihuahua y Coahuila. Qué a nadie extrañe que en las familias de los hombres revolucionarios del 20 de noviembre de 1910 eran frecuentes las lecturas de manifiestos, panfletos y periódicos con furibundos ataques al gobierno, que sobre todo Ricardo Flores Magón le dedicaba a Don Porfirio y los suyos.
Qué los eventos de este noviembre, en la antesala del centenario, sirvan para acordarnos de los hombres de la revolución que por su valentía y legado contribuyeron en buena medida al Chihuahua y a la Patria que hoy vemos, algunos de ellos aquí citaremos :
San Isidro.- Pascual Orozco, padre e hijo, Albino Frías, Cástulo Herrera, Marcelo Caraveo y Tadeo Vázquez.
Guerrero.- Abraham González, Abelardo Amaya y Agustín Estrada.
Matachic.- J. de la Luz Blanco.
Bachíniva.- Heliodoro Oléa Arias, Julio Agustín Acosta y Gabino Cano.
Carichic.- Julián Granados y Daniel Rodríguez.
Cusihuiriáchic.- Pantaleón Bustillos.
Chínipas.- Francisco Salido y Gilberto Valenzuela.
Moris.- Nicolás Brown.
Namiquipa.- José Rascón Tena, Juan B. Muñoz y Candelario Cervantes.
Carretas.- Máximo Castillo.
San Andrés.- Muchos de la Familia Corral, como José, dorado y lugarteniente de Villa.
Chihuahua.- Guadalupe Gardea Montes de Oca, Martín, Pablo y Vicente López Aguirre.
Casas Grandes.- Rodrigo M. Quevedo.
Cuchillo Parado.- Toribio Ortega.
Parral.- Guillermo Baca y Maclovio Herrera.
Todo el estado aportó lo mejor de sus hombres y no pocas mujeres a
la causa de la revolución.
Bibliografía.-
“ Diccionario de Hombres de la Revolución en Chihuahua”
Armando B. Chávez.
“ Crónica de la Revolución, 1910-1920 ” .
Marcelo Caraveo.
La ocasión nos permite pasar revista a algunos de la muy larga lista de hombres que de la región del noroeste no sólo no lo dudaron, sino todo lo contrario, sabían de qué se trataba y tomaron las armas para “arrojar del poder a la dictadura ” como lo proponía Madero en el “Plan de San Luis ”. Para rabieta de los dueños de la palabra, los mexicanos que se lanzaron a la lucha en 1910 tenían sobradas razones y no era la primera vez que lo hacían, algunos eran herederos de la lucha de Tomóchic en 1891-1892 al lado de Cruz Chávez, Santana Pérez y Pedro Chaparro; en Bachíniva Heliodoro Olea Arias había sido castigado con severidad por mostrar una inquebrantable oposición al gobierno de la dictadura, y buena parte de 1906- 1907 estuvo refundido en la tinajas de San Juan de Ulúa ; y en Temósachic, Namiquipa, Casas Grandes y Janos como magonistas habían sostenido rebeliones contra el porfiriato. Quienes participaban en los clubes del Partido Liberal que dirigían los hermanos Flores Magón y aquéllos que en los últimos meses de ese 1910 formaran grupos antirreleccionistas sólo hablaban del latifundismo, caciquismo, dictadura, cientificismo, extranjerismo y antidemocracia.
Si algo importante hay qué reconocer como factor motivante en Chihuahua para el triunfo popular en la primera etapa 1910-1911, es la formidable actividad que los magonistas habían desplegado en los estados de la frontera norte, principalmente en Sonora, Chihuahua y Coahuila. Qué a nadie extrañe que en las familias de los hombres revolucionarios del 20 de noviembre de 1910 eran frecuentes las lecturas de manifiestos, panfletos y periódicos con furibundos ataques al gobierno, que sobre todo Ricardo Flores Magón le dedicaba a Don Porfirio y los suyos.
Qué los eventos de este noviembre, en la antesala del centenario, sirvan para acordarnos de los hombres de la revolución que por su valentía y legado contribuyeron en buena medida al Chihuahua y a la Patria que hoy vemos, algunos de ellos aquí citaremos :
San Isidro.- Pascual Orozco, padre e hijo, Albino Frías, Cástulo Herrera, Marcelo Caraveo y Tadeo Vázquez.
Guerrero.- Abraham González, Abelardo Amaya y Agustín Estrada.
Matachic.- J. de la Luz Blanco.
Bachíniva.- Heliodoro Oléa Arias, Julio Agustín Acosta y Gabino Cano.
Carichic.- Julián Granados y Daniel Rodríguez.
Cusihuiriáchic.- Pantaleón Bustillos.
Chínipas.- Francisco Salido y Gilberto Valenzuela.
Moris.- Nicolás Brown.
Namiquipa.- José Rascón Tena, Juan B. Muñoz y Candelario Cervantes.
Carretas.- Máximo Castillo.
San Andrés.- Muchos de la Familia Corral, como José, dorado y lugarteniente de Villa.
Chihuahua.- Guadalupe Gardea Montes de Oca, Martín, Pablo y Vicente López Aguirre.
Casas Grandes.- Rodrigo M. Quevedo.
Cuchillo Parado.- Toribio Ortega.
Parral.- Guillermo Baca y Maclovio Herrera.
Todo el estado aportó lo mejor de sus hombres y no pocas mujeres a
la causa de la revolución.
Bibliografía.-
“ Diccionario de Hombres de la Revolución en Chihuahua”
Armando B. Chávez.
“ Crónica de la Revolución, 1910-1920 ” .
Marcelo Caraveo.
2010
Por: Juan Ramón Camacho Rodríguez
Llega el año 2010; para México, año del bicentenario del inicio de la lucha independentista y año del centenario del estallido revolucionario en contra del sistema opresivo.
Durante el 2009 asistimos en el estado de Chihuahua a eventos culturales que en gran medida vienen a contribuir para el rescate de nuestra memoria colectiva. Dichos eventos no fueron sino el preludio para los festejos mayores del 2010.
El nuevo año traerá consigo una serie de expectativas y programas histórico-culturales con los cuales se pretende integrar una magna celebración nacional. El papel de los gobiernos en todos sus niveles, a través de sus respectivas dependencias –culturales y educativas-, será determinante para que el éxito corone los esfuerzos que muchas organizaciones han desplegado para que dicha celebración sea memorable.
A lo largo y ancho de nuestra entidad, la ciudadanía activa estará involucrada en el desarrollo de los eventos conmemorativos. Así lo vemos en la región del noroeste, donde comités ciudadanos y asociaciones diversas se están comprometiendo para tomar un lugar en la celebración, no solo como espectadores, sino como protagonistas.
En Cuauhtémoc, el comité regional de “Tres Siglos, Tres Fiestas” ya dio aviso, mediante los eventos organizados durante el 2008 y el 2009, de su capacidad para convocar y organizar las actividades pertinentes para los festejos.
La Presidencia Municipal de Cuauhtémoc ha determinado, a través de la Dirección de Desarrollo Social, participar como hasta el momento lo ha venido haciendo en los preparativos para la celebración. Y algo similar se espera de las alcaldías de la región.
La importancia histórica del 2010 para la comunidad en general resulta incuestionable. Se trata de un momento -¡todo un año!- para recordar y reconsiderar un pasado que nos encaminó hacia el sitio en que nos encontramos.
Por ello, la Sociedad de Estudios Históricos de Cuauhtémoc “Victoriano Díaz” A.C., también se ha comprometido a participar entusiasta y solemnemente en las actividades donde la pertinencia lo indique.
Vamos a unirnos a la gran fiesta mexicana animada por el orgullo y sustentada en la identidad histórica que nos ha dado forma a través del tiempo. Una fiesta a la que invitamos a unirse a todos los ciudadanos y organizaciones. Vamos nutriendo esta celebración, que nos hará recordar nuestras luchas como pueblo, como nación.
Que no falte, durante todo el 2010, la animación para rendir tributo a nuestro pueblo mismo, la animación para honrar la memoria de aquellos que lucharon hasta la muerte por sus ideales, la animación para hacer frente, entre todos al olvido, principal enemigo de la identidad.
La Sociedad de Estudios Históricos de Cuauhtémoc “Victoriano Díaz” A.C., desean a toda la comunidad local y regional un año nuevo que supere en satisfacción a todos los demás, y que la unidad sea la estrategia para alcanzar los propósitos.
Llega el año 2010; para México, año del bicentenario del inicio de la lucha independentista y año del centenario del estallido revolucionario en contra del sistema opresivo.
Durante el 2009 asistimos en el estado de Chihuahua a eventos culturales que en gran medida vienen a contribuir para el rescate de nuestra memoria colectiva. Dichos eventos no fueron sino el preludio para los festejos mayores del 2010.
El nuevo año traerá consigo una serie de expectativas y programas histórico-culturales con los cuales se pretende integrar una magna celebración nacional. El papel de los gobiernos en todos sus niveles, a través de sus respectivas dependencias –culturales y educativas-, será determinante para que el éxito corone los esfuerzos que muchas organizaciones han desplegado para que dicha celebración sea memorable.
A lo largo y ancho de nuestra entidad, la ciudadanía activa estará involucrada en el desarrollo de los eventos conmemorativos. Así lo vemos en la región del noroeste, donde comités ciudadanos y asociaciones diversas se están comprometiendo para tomar un lugar en la celebración, no solo como espectadores, sino como protagonistas.
En Cuauhtémoc, el comité regional de “Tres Siglos, Tres Fiestas” ya dio aviso, mediante los eventos organizados durante el 2008 y el 2009, de su capacidad para convocar y organizar las actividades pertinentes para los festejos.
La Presidencia Municipal de Cuauhtémoc ha determinado, a través de la Dirección de Desarrollo Social, participar como hasta el momento lo ha venido haciendo en los preparativos para la celebración. Y algo similar se espera de las alcaldías de la región.
La importancia histórica del 2010 para la comunidad en general resulta incuestionable. Se trata de un momento -¡todo un año!- para recordar y reconsiderar un pasado que nos encaminó hacia el sitio en que nos encontramos.
Por ello, la Sociedad de Estudios Históricos de Cuauhtémoc “Victoriano Díaz” A.C., también se ha comprometido a participar entusiasta y solemnemente en las actividades donde la pertinencia lo indique.
Vamos a unirnos a la gran fiesta mexicana animada por el orgullo y sustentada en la identidad histórica que nos ha dado forma a través del tiempo. Una fiesta a la que invitamos a unirse a todos los ciudadanos y organizaciones. Vamos nutriendo esta celebración, que nos hará recordar nuestras luchas como pueblo, como nación.
Que no falte, durante todo el 2010, la animación para rendir tributo a nuestro pueblo mismo, la animación para honrar la memoria de aquellos que lucharon hasta la muerte por sus ideales, la animación para hacer frente, entre todos al olvido, principal enemigo de la identidad.
La Sociedad de Estudios Históricos de Cuauhtémoc “Victoriano Díaz” A.C., desean a toda la comunidad local y regional un año nuevo que supere en satisfacción a todos los demás, y que la unidad sea la estrategia para alcanzar los propósitos.
Día del ferrocarrilero
Por: Juan Ramón Camacho Rodríguez
El fogonero le dice
Jesús vamos apeando
mira que el carro de atrás
ya se nos viene quemando.
Jesús García le contesta
yo pienso muy diferente
yo no quiero ser la causa
de que muera tanta gente.
(Corrido “Máquina 501”)
El llamado “Héroe de Nacozari”, Jesús García Corona, hijo de Francisco García-Pino y Rosa Corona de García, nació el trece de noviembre de 1881, en la ciudad de Hermosillo, Sonora, y murió el siete de noviembre de 1907. Por decreto presidencial del año 1944, el siete de noviembre quedó marcado en el calendario cívico nacional como “Día del Ferrocarrilero”, honrando la memoria de García Corona y reconociendo la labor de los trabajadores de los ferrocarriles.
El martes (aunque el famoso corrido dice que es domingo) siete de noviembre de 1907, según las crónicas, Jesús García se disponía a laborar como cotidianamente lo hacia, al servicio de la compañía minera en el pueblo de Nacozari, en su estado natal. En el trayecto de la máquina que tripulaba, se llegaba a “El seis” (por la distancia respecto a Pilares), sitio del almacén de la compañía.
En “El seis”, Jesús García dejó cincuenta góndolas y luego bajó a la mina por cuatro toneladas de explosivos que debían ser desplazadas al almacén. Sin embargo, la dinamita fue colocada en los furgones cercanos a la máquina, desde la cual saltaban chispas volaban sobre el motor y la cabina. Así que los dos primeros furgones se incendiaron, haciendo un fuego incontrolable para los trabajadores.
Viendo la intensidad del fuego, Jesús García pidió a los integrantes de la cuadrilla que saltaran del tren en movimiento, luego imprimió la mayor velocidad posible para alejar el peligro de la población. Al salir del pueblo de Nacozari y llegando a “El seis”, ocurrió el estallido, provocando la muerte inmediata de García y la desintegración de la máquina, la cual era la número dos, aunque el corrido la nombra “501”.
Recordando la muerte del Héroe de Nacozari, los pueblos ferrocarrileros del país acostumbran celebrar el día con ofrendas florales, peregrinaciones, juegos deportivos y fiestas populares como jaripeos, ferias y bailes.
Los ferrocarriles representan un factor de crecimiento económico y social en nuestro país. La historia de nuestra nación tomó otro rumbo con el tendido de las vías del tren a lo largo de la segunda mitad del siglo XIX y la primera mitad del siglo XX. De hecho el movimiento revolucionario de 1910 se vio orientado por las estrategias planteadas sobre la base de los ferrocarriles.
Ciudad Cuauhtémoc, Chihuahua, es un centro poblacional que emerge en torno a una estación de tren. De hecho el desarrollo comercial de esta comunidad se debe a dicho punto de embarque de productos regionales. Cuauhtémoc tiene su origen al momento en que la estación de tren del rancho San Antonio comienza a operar, justo en el último día del año 1899.
A lo largo de las vías del tren, desde la capital del estado hasta la costa marítima sonorense, los trabajadores ferroviarios contribuyeron con su tarea para consolidar los proyectos de comunicación del gobierno y los grandes capitales. Hay que reconocer la tarea de los trabajadores ferroviarios, a quienes les ha llenado de orgullo el pertenecer a un gremio de valor incalculable.
El fogonero le dice
Jesús vamos apeando
mira que el carro de atrás
ya se nos viene quemando.
Jesús García le contesta
yo pienso muy diferente
yo no quiero ser la causa
de que muera tanta gente.
(Corrido “Máquina 501”)
El llamado “Héroe de Nacozari”, Jesús García Corona, hijo de Francisco García-Pino y Rosa Corona de García, nació el trece de noviembre de 1881, en la ciudad de Hermosillo, Sonora, y murió el siete de noviembre de 1907. Por decreto presidencial del año 1944, el siete de noviembre quedó marcado en el calendario cívico nacional como “Día del Ferrocarrilero”, honrando la memoria de García Corona y reconociendo la labor de los trabajadores de los ferrocarriles.
El martes (aunque el famoso corrido dice que es domingo) siete de noviembre de 1907, según las crónicas, Jesús García se disponía a laborar como cotidianamente lo hacia, al servicio de la compañía minera en el pueblo de Nacozari, en su estado natal. En el trayecto de la máquina que tripulaba, se llegaba a “El seis” (por la distancia respecto a Pilares), sitio del almacén de la compañía.
En “El seis”, Jesús García dejó cincuenta góndolas y luego bajó a la mina por cuatro toneladas de explosivos que debían ser desplazadas al almacén. Sin embargo, la dinamita fue colocada en los furgones cercanos a la máquina, desde la cual saltaban chispas volaban sobre el motor y la cabina. Así que los dos primeros furgones se incendiaron, haciendo un fuego incontrolable para los trabajadores.
Viendo la intensidad del fuego, Jesús García pidió a los integrantes de la cuadrilla que saltaran del tren en movimiento, luego imprimió la mayor velocidad posible para alejar el peligro de la población. Al salir del pueblo de Nacozari y llegando a “El seis”, ocurrió el estallido, provocando la muerte inmediata de García y la desintegración de la máquina, la cual era la número dos, aunque el corrido la nombra “501”.
Recordando la muerte del Héroe de Nacozari, los pueblos ferrocarrileros del país acostumbran celebrar el día con ofrendas florales, peregrinaciones, juegos deportivos y fiestas populares como jaripeos, ferias y bailes.
Los ferrocarriles representan un factor de crecimiento económico y social en nuestro país. La historia de nuestra nación tomó otro rumbo con el tendido de las vías del tren a lo largo de la segunda mitad del siglo XIX y la primera mitad del siglo XX. De hecho el movimiento revolucionario de 1910 se vio orientado por las estrategias planteadas sobre la base de los ferrocarriles.
Ciudad Cuauhtémoc, Chihuahua, es un centro poblacional que emerge en torno a una estación de tren. De hecho el desarrollo comercial de esta comunidad se debe a dicho punto de embarque de productos regionales. Cuauhtémoc tiene su origen al momento en que la estación de tren del rancho San Antonio comienza a operar, justo en el último día del año 1899.
A lo largo de las vías del tren, desde la capital del estado hasta la costa marítima sonorense, los trabajadores ferroviarios contribuyeron con su tarea para consolidar los proyectos de comunicación del gobierno y los grandes capitales. Hay que reconocer la tarea de los trabajadores ferroviarios, a quienes les ha llenado de orgullo el pertenecer a un gremio de valor incalculable.
Nuestra capital, a trescientos años
Por: Juan Ramón Camacho Rodríguez.
A mediado de 1562 el capitán Francisco de Ibarra emprende la expedición a las tierras de lo que hoy son los estados de Chihuahua, Durango y Coahuila. Ya antes había ingresado a tierras del oeste chihuahuense, cuando anduvo por lo que hoy son los estados de Sinaloa y Sonora.
De Ibarra había sido encomendado por el virrey Luis de Velasco para que iniciara con el proceso de colonización en el norte de la Nueva España. Y gracias a dicha empresa se fundaron las primeras poblaciones de españoles en estos lugares, apareciendo en primer lugar la de Santa Bárbara, en 1567.
A la extensa región septentrional que le tocó recorrer, De Ibarra la llama Nueva Vizcaya. Será una provincia más de la Nueva España y representará para la Corona una fuente importante de riqueza. El destino de lo que después sería Chihuahua estaba señalado. Los consejeros de De Ibarra eran expertos conocedores en materia de minería y ganadería, así que el territorio chihuahuense fue reconocido de inmediato como una zona promisoria.
No siendo una misión fácil para los españoles la de poblar estas tierras, paulatinamente el dominio colonial fue expandiéndose sobre las mismas, a las cuales renunciaron –no sin lucha, por supuesto- las tribus indígenas que las habitaban. La colonización de tierra chihuahuense estuvo matizada con sangre y sufrimiento.
Los esfuerzos colonizadores transcurrieron en medio de gran disputa entre extranjeros y nativos. Los españoles tuvieron que hacerle frente a una feroz resistencia que pretendía proteger posesiones y dignidades. Las expediciones de militares y misioneros religiosos se convirtieron en empresas donde la violencia dejó su huella.
En 1652 el capitán Diego del Castillo fundó San Eulalia. Este mineral, debido a su importancia económica, será determinante en la fundación de Chihuahua, capital del estado. En 1708 Juan Fernández de Retana propuso que se creara una cabecera de los reales de minas en la junta de los ríos Sacramento y Chuvíscar, a unos cuantos kilómetros de Santa Eulalia.
La muerte de Fernández de Retana impidió la realización del proyecto aquel mismo año, pero en 1709 Antonio Deza y Ulloa, gobernador de la Nueva Vizcaya, convocó a gente de diversos oficios y profesiones a reuniones en Santa Eulalia con el fin de decidir el establecimiento de la cabecera de los reales de minas.
Los concurrentes a dichas reuniones decidieron, el 12 de octubre de 2009, la creación del Real de Minas de San Francisco de Cuéllar, al lado del río Chuvíscar. Allí surgió, entonces, un poblado que a lo largo de tres siglos ha sido, sobre todo, una manifestación de esfuerzo y éxito.
El Real de San Francisco de Cuéllar es elevado a categoría de villa en 1718, cambiando su nombre al de San Felipe el Real de Chihuahua. Es la capital del estado de Chihuahua, la ciudad de Chihuahua, llamada así desde 1824, cuando nace la federación y la provincia de Chihuahua es erigida en estado de la misma.
Estamos celebrando, a lo largo y ancho de este enorme y bonito estado, el aniversario número trescientos de nuestra capital, en cuya fundación intervinieron, por cierto, ilustres personajes de esta región cuauhtemense, específicamente de Cusihuiriachi.
Bibliografía:
Chihuahua. Monografía Estatal. SEP. Segunda reimpresión. 1997.
Almanaque del Estado de Chihuahua. Gobierno del Estado de Chihuahua. 2007.
A mediado de 1562 el capitán Francisco de Ibarra emprende la expedición a las tierras de lo que hoy son los estados de Chihuahua, Durango y Coahuila. Ya antes había ingresado a tierras del oeste chihuahuense, cuando anduvo por lo que hoy son los estados de Sinaloa y Sonora.
De Ibarra había sido encomendado por el virrey Luis de Velasco para que iniciara con el proceso de colonización en el norte de la Nueva España. Y gracias a dicha empresa se fundaron las primeras poblaciones de españoles en estos lugares, apareciendo en primer lugar la de Santa Bárbara, en 1567.
A la extensa región septentrional que le tocó recorrer, De Ibarra la llama Nueva Vizcaya. Será una provincia más de la Nueva España y representará para la Corona una fuente importante de riqueza. El destino de lo que después sería Chihuahua estaba señalado. Los consejeros de De Ibarra eran expertos conocedores en materia de minería y ganadería, así que el territorio chihuahuense fue reconocido de inmediato como una zona promisoria.
No siendo una misión fácil para los españoles la de poblar estas tierras, paulatinamente el dominio colonial fue expandiéndose sobre las mismas, a las cuales renunciaron –no sin lucha, por supuesto- las tribus indígenas que las habitaban. La colonización de tierra chihuahuense estuvo matizada con sangre y sufrimiento.
Los esfuerzos colonizadores transcurrieron en medio de gran disputa entre extranjeros y nativos. Los españoles tuvieron que hacerle frente a una feroz resistencia que pretendía proteger posesiones y dignidades. Las expediciones de militares y misioneros religiosos se convirtieron en empresas donde la violencia dejó su huella.
En 1652 el capitán Diego del Castillo fundó San Eulalia. Este mineral, debido a su importancia económica, será determinante en la fundación de Chihuahua, capital del estado. En 1708 Juan Fernández de Retana propuso que se creara una cabecera de los reales de minas en la junta de los ríos Sacramento y Chuvíscar, a unos cuantos kilómetros de Santa Eulalia.
La muerte de Fernández de Retana impidió la realización del proyecto aquel mismo año, pero en 1709 Antonio Deza y Ulloa, gobernador de la Nueva Vizcaya, convocó a gente de diversos oficios y profesiones a reuniones en Santa Eulalia con el fin de decidir el establecimiento de la cabecera de los reales de minas.
Los concurrentes a dichas reuniones decidieron, el 12 de octubre de 2009, la creación del Real de Minas de San Francisco de Cuéllar, al lado del río Chuvíscar. Allí surgió, entonces, un poblado que a lo largo de tres siglos ha sido, sobre todo, una manifestación de esfuerzo y éxito.
El Real de San Francisco de Cuéllar es elevado a categoría de villa en 1718, cambiando su nombre al de San Felipe el Real de Chihuahua. Es la capital del estado de Chihuahua, la ciudad de Chihuahua, llamada así desde 1824, cuando nace la federación y la provincia de Chihuahua es erigida en estado de la misma.
Estamos celebrando, a lo largo y ancho de este enorme y bonito estado, el aniversario número trescientos de nuestra capital, en cuya fundación intervinieron, por cierto, ilustres personajes de esta región cuauhtemense, específicamente de Cusihuiriachi.
Bibliografía:
Chihuahua. Monografía Estatal. SEP. Segunda reimpresión. 1997.
Almanaque del Estado de Chihuahua. Gobierno del Estado de Chihuahua. 2007.
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